Capítulo.-54
Don Zacarías el ladino.
No habían terminado de
desaparecer todos los gatos, que a la caza de comadrejas se dirigían por el
encinar, según lo acordado con Don Zacarías, cacería en la cual iban a hacer
una jornada de trabajo especial por lo escurridizas y hábiles que estas son,
cuando Don Zacarías me ordenó esperarle un par de minutos, lo que tardaba en
coger la red acerada que en su día y como por “arte de magia” se introdujo en
su maletín; en un descuido que los perros nazis, cuando la Secretaría de
Igualdad estaba dirigida por la gatanazi Bibiana Aído, le capturaron para
vacunarlo, o al menos eso es lo que me dijo, pero para mí que lo que ocurrió
fue que se la robó descaradamente.
Una vez que regresó con la
red acerada, nos dirigimos a la nave donde cría lo ratones “coloraos” y con una
piedra golpeó fuertemente la puerta antes de abrirla, una vez abierta entramos
con la mayor rapidez posible, cerró rápidamente y sorpresa, al fondo de la nave
había una gran cantidad de comadrejas asustadas en un rincón, a las cuales les
lanzó la red y al primer viaje que tiró la red, todas quedaron aprisionadas en
esta. Se volvió hacia mí y me dijo: lo que sospechaba, si dejaba la puerta de
la nave abierta durante toda la noche, estas entrarían a cazar los ratones, lo
que no sospechaban es que los barrotes de acero reforzado de las grandes jaulas
donde los tengo encerrados, ordené que estuvieran tan juntos unos de otros
cuando me las fabricaron, que estas jaulas son a prueba de hasta serpientes, de
las más diminutas. Una vez que fue sacando las comadrejas de la red, les daba
un mordisco en la nuca y así y en un momento mató más de cincuenta, una vez
muertas , las envolvió en la red y en forma de atillo - me dijo- que se las
llevara a los frigoríficos de la cocina, donde las deposité en su compañía.
Terminada la operación que
para cazar las comadrejas que, con mucha astucia, había planeado, me comentó
que hoy le enviarían un medio de transporte nuevo que no consume carburantes,
pues tal y como el Presidente del Gobierno está llevando los recortes y con la
subida del IVA, la vida se nos va a poner muy dura a los gatos españoles, lo de
Grecia no va a ser nada comparado con lo que va a ocurrir en este País que el
felón de zETAparo dejó hecho una piltrafa. Tengo que atender a los reparadores
de la sala de video conferencias que, en tan mal estado la dejamos, que
no queda otro remedio que repararla, hoy a media mañana vienen a hacer un
presupuesto, en estas conversaciones, o mejor dicho en este monólogo estábamos,
cuando apareció una furgoneta en la pista que desde la entrada del encinar,
llega hasta la casona, esta pista, además, tiene varios ramales que permiten
recorrer todo el encinar con todo tipo de vehículos.
Cuando la furgoneta se
detuvo, se bajaron dos gatos que se dedican a construir bicicletas especiales
para los de su especie y sacaron de ella la que Don Zacarías había encargado,
en mi vida había visto un modelo semejante de bicicleta, sabía que en sus
orígenes sí existieron modelos parecidos a la que Don Zacarías había ordenado
fabricar para él y poder desplazarse por el encinar montado en ella.
Los dos constructores
saludaron a Don Zacarías, a los que cortésmente me presentó y les indicó el
lugar exacto donde quería que se la dejasen, les ordenó que la llevasen a la
sala de video conferencias, estos sacaron un soporte de madera barnizada que
instalaron en el lugar indicado por Don Zacarías y encima de él dejaron la
bicicleta, por cierto, desde que estuvo de vacaciones, tiene la costumbre de acopiar
carteles de publicidad de turismo y que ha pegado adecuadamente en las
cristaleras de la citada sala, con el fin de recordar las ciudades que visita.
Lo que me extraña es que de la ciudad de Roma no se trajera ninguno como
recuerdo, cosa que a la menor oportunidad que tenga le preguntaré, a ser
posible, esta mañana mismo y la oportunidad llegó una vez que les pagó la
bicicleta a los fabricantes de la misma y estos se marcharon.
Cuando le pregunté
que por qué no había traído algún recuerdo de Roma, en un principio se hizo el
remolón, pero cuando le insistí, me confesó que en Roma, a la cual llegó en
avión en compañía de Don Patrocinio, solamente hicieron turismo nocturno en
varios clubs de alterne, donde aprovecharon para pesarse con unas gatas romanas
durante las dos noches que en la Ciudad Eterna permanecieron y al tercer día,
-continuó- nos presentamos en el Vaticano con la idea de dejar el dinero negro
obtenido de la venta de la leña y el corcho en el I.O.R., nos atendió un alto
prelado que si no recuerdo mal se le conoce como “Monseñor 500 Euros” y cuando
le comentamos nuestras intenciones con respecto al destino que queríamos dar a
nuestro dinero, nos pidió que se lo mostrásemos, a lo que accedimos y le
abrimos varios maletines en los que portábamos el dinero, no todos, pues una
vez que vio que la gran mayoría eran de color verde se negó a cumplir con
nuestro deseo, pues según él los únicos billetes que admitía el I.O.R. tenían
que ser de color púrpura, el color que para la Iglesia representa “penitencia y
duelo” y que a esto y no a otra cosa es a lo que esta se dedica desde tiempos
inmemoriales.
Ante esto alquilamos un
vehículo de lo más barato que encontramos y en él nos dirigimos a un banco
suizo donde no nos pusieron ningún problema por el color de los billetes, en él
hemos dejado varios centenares de miles de euros. En este banco y en lo que
hacíamos cola ante la caja en la que íbamos a ingresar el dinero, delante de
nosotros a Don Patrocinio le pareció reconocer a Luis Bárcenas, más conocido por
Luis el Cabrón, el motivo de dejar el dinero en Suiza no es otro que la banca española no es de fiar, más que
banqueros, en España tenemos ladrones de guante blanco. Ni Curro Jiménez puede
compararse con estos.
Una vez realizados los
depósitos en los bancos suizos y a través de la Costa Azul francesa, hemos
vuelto al encinar en el coche alquilado.
Es decir, que Usted y Don
Patrocinio, al igual que cierto emperador romano, al que una vez pilló en la
cama su señora esposa, con una ciudadana romana y ante las explicaciones que
esta le pidió no se le ocurrió decir más que se estaba pesando en la romana.
Mejor explicación que esta
no has podido encontrar, lo único de lo que nos arrepentimos es que por estos
hechos, no recorrimos en peregrinación
la Ciudad Santa, vergüenza nos daba.
En esto estábamos, cuando
llegaron los reparadores de los asientos y del parquet, los cuales dijeron que
había que cambiar la tapicería de una docena de asientos y el parquet, estaba
en tan mal estado que había que poner una parte de él nuevo y otra parte
acuchillarla y que en dos días le pasarían el presupuesto de los destrozos
causados durante el partido entre España y Portugal en la pasada Eurocopa.
La hora de la comida se nos
ha echado encima, una vez que hemos comido, Don Zacarías se ha ido a dormitar
un rato, al menos hasta que los demás lleguen con las comadrejas cazadas, algo
que está previsto que ocurra a media tarde.
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