Capítulo.-25
El gato egipcio Akila.
Por fin Don Zacarías y
Patrocinio han vuelto de la acampada en Sol. Tan afanados estaban limpiando la
tienda de campaña, sacos de dormir, esterillas aislantes, doblando pancartas
que han utilizado adosadas a su tienda, que no se han enterado que he pasado a
uno de mis quehaceres diarios, a comprar el pan, he observado que con ellos hay
un gato ayudándoles y que me ha parecido que es de raza “mau”, una raza de
gatos muy apreciada por los egipcios que si no recuerdo mal fueron los primeros
en domesticar gatos, hace ya más de ocho mil años, según las últimas
investigaciones de los expertos.
Una vez que he comprado el
pan y ya de vuelta, me he acercado a ellos, los he saludado cortésmente y Don
Zacarías me ha presentado a su nuevo amigo, de nombre Akila, originario de
Egipto, experto en escritura jeroglífica y cuneiforme además es campeón universal
de un juego practicado ya en el antiguo Egipto, este juego se denomina:
“senet”, a Akila lo conocimos una noche en el templo de Debod, entablamos
conversación con él, le comentamos lo que le ocurre a Patrocinio con su ex
pareja, las diferentes declaraciones que se han hecho, tanto por parte de la
denunciante, la cual ha declarado tres veces, como de las dos testigos, el
informe de la Guardia Civil, el informe del psicólogo y como todo en su
conjunto, más se parece a un jeroglífico que a cualquier otra cosa, Akila se
ofreció, como experto, a tratar de poner un poco de orden ante tanta
contradicción.
Una vez colocados todos los
utensilios empleados para la acampada en su lugar correspondiente, Don Zacarías
me ha rogado que llame al veterinario, pues aunque ellos donde menos han estado
ha sido en compañía de los indignados, ante tanta aglomeración de gente, sería
conveniente que a Patrocinio y a Akila les haga un profundo reconocimiento por
si pudieran haberse contagiado de algo, pues ya sabes que a mí se encargo la
Bibiana Aido de que me vacunaran convenientemente y de lo cual me
alegro tanto hoy en día, pero menos de lo que se alegran los gatos
españoles al ser detenidos por las fuerzas del orden al ser
denunciados por sus gatas o ex gatas, estos parece ser que ya hasta son
condenados por aliviarse con una ventosidad ante su señora gata,
como recientemente ha ocurrido, pues uno de ellos ha sido condenado a un mes de
multa por un Juez de Valencia, suerte que tuvo este pobre gato, pues se alivió
en pleno día, que si llega a ser de noche le condena al triple por el agravante
de nocturnidad y posiblemente a un año de cárcel si la acción se hubiera
desarrollado en la cama matrimonial, dicho esto, creo que no les vendría mal
ser vacunados e identificados con el correspondiente chips, pues aunque
nosotros –continuo Don Zacarías- donde menos tiempo hemos estado ha sido en
Sol, era el lugar donde hacíamos desayuno, comida y cena, pues todo ello era
gratis. Todo ello pagado por el Estado de Venezuela a través de unos perro
flautas que quieren instalar en España el llamado socialismo del S.XXI y
posiblemente la república Iraní aporte sus petrodólares. El tiempo lo hemos
empleado en hacer turismo y reflexionar sobre todo lo acontecido con los
indignados, gente variopinta y perro flautas que por allí pululaban, pero no
por ello hemos olvidado el problema al que se enfrenta Patrocinio.
Antes de llamar al
veterinario, reservas mesa para cuatro comensales en el restaurante “El
Corral”, a fin de que nos repongamos como es debido, pues aunque en Sol, la
comida era gratuita, no estaba muy allá.
He realizado en un momento
la reserva en el restaurante y la llamada al veterinario, el cual me dijo que
después de siesta acudiría a revisar la salud de Patrocinio y de Akila.
Antes de nada –dijo
Patrocinio- os comento el final del examen psicológico al que fui sometido por
Don Marcos Marcos Marcos y así os pongo en antecedentes a los tres, sobre
todo a Akila, pues vosotros ya conocéis la parte en la que me interrogó. Llegados
al famoso test escrito al que me sometió, me entregó primero las preguntas y
acto seguido me dio el estadillo donde debía de anotar las respuestas, que
tenía tres opciones para cada pregunta, a elegir entre las posibles opciones:
A, B o C.
En el momento de entregarme
el estadillo de las posibles respuestas vi que en el encabezamiento del mismo
debían constar mis datos y le comenté que nada más que terminase de rellenarlo
con mis datos lo hacía.
De sus datos –me dijo- no
se preocupe, que los relleno yo y de las posibles respuestas que hay, procure
poner las menos posibles de la respuesta B.
Ante este avasallamiento le
contesté, que mis datos los rellenaba yo de mi puño y letra y al mismo tiempo
giré el estadillo hacía él y le espeté: Si las preguntas las hace Usted y me
condiciona las respuestas que
debo dar, lo mejor es que lo rellene Usted mismo y así no nos queda ninguna
duda de que quedan a su gusto y a su deseo y cumple fielmente con las órdenes
que por intereses creados le hayan dado.
Sin más rellené el estadillo
con mis datos y comencé a marcar las respuestas, a medio test se marchó y me
dejó en compañía de tres jóvenes, dos de ellas becarias, que en toda la
entrevista no habían dicho ni pio. Me imagino que el Sr. Psicólogo se fue a
tomar un tente en pie, para el cual tiene derecho, de unos veinte minutos, pero
normalmente ellos emplean una hora, así van los Juzgados de rápidos en España.
En el momento en que
terminé el test, se lo comuniqué a las jóvenes que en el despacho habían
quedado y una de ellas contesto: Pues ya está todo, puede Usted marcharse.
Todo no –le contesté- deme
usted una fotocopia debidamente sellada en la cual conste que coincide con el
original.
Eso –respondió- es la
primera vez que nos lo piden.
Alguna vez –le dije- tiene
que ser la primera en la que se lo pidan.
Ante esto, otra de ellas,
se levantó, hizo una fotocopia del test, la selló como es debido y me hizo
entrega de ella y ahí termino la visita al estruja cerebros.
Pienso que por esto y a su
sabiduría ha emitido uno de los mejores informes de la historia clínica
universal que se han realizado hasta este momento, en el cual se hace constar
entre otras cosas mi frialdad emocional, pero eso en todo caso viene por la
educación que cierta persona me dio, que me enseñó a comer todos los días un
buen rollo de alambre de espinos acerado y desde entonces meo napalm.
Vamos
a comer -dijo Don Zacarías- y después que os examine el veterinario de forma
adecuada y dependiendo de vuestro estado, veremos si Akila está en condiciones
de resolver el gran enigma.
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