Capítulo.-55
La llegada de los cazadores.
No llevaba Don Zacarías ni diez minuto
dormitando la siesta en la hamaca que de una de las encinas tiene colgada,
cuando se presentó Lázaro con la lista de las plantas medicinales y acercándose
a Don Zacarías lo despertó para comunicarle que había confeccionado una
lista de más de cien plantas medicinales, todas ellas muy beneficiosas para la
salud y que necesitaba comprar las semillas y tarros especiales para guardar
adecuadamente, cuando creciesen una vez plantadas, hojas, además algunas
hay que administrarlas con conocimiento de causa, por lo que le recomiendo que
contrate un "Chamán" para estos menesteres.
Don Zacarías se revolvió en la hamaca y medio
adormilado me dio la llave de la caja fuerte y me ordenó que sacase dinero para
comprar los tarros que Lázaro necesitaba y además un buen fajo de billetes de
cien €, para pagar las comadrejas que se hubieran cazado. En cuanto a lo del
Chamán -dijo- en el Ministerio de Sanidad de España tenemos el mejor, Doña Ana
Mato, la actual ministra de sanidad, miraré a ver si puedo contactar con
ella.
Una vez tuve la llave en mi poder, me he
dirigido a lo más profundo de uno de los sótanos de la casona, he abierto la
caja fuerte y sacado dinero en una cantidad tal, que hay suficiente para los
tarros y para pagar las comadrejas que hayan cazado.
Mi sorpresa ha sido ver el arma tan moderna que
en ella guarda Don Zacarías y una cartera que en ella se encontraba, no
pudiéndome resistir a la curiosidad, la he abierto y he encontrado la tarjeta
sanitaria de Don Zacarías, lo cual explica muchas cosas, por lo que de ella se
deduce en sus tiempos jóvenes llegó a alcanzar el grado de sargento en el
Cuerpo de Operaciones Especiales (C.O.E.S.), es decir, sargento de los boinas
verdes. Del arma y de la tarjeta sanitaria saqué fotos con mi teléfono móvil.
Acto seguido he cerrado de nuevo la caja fuerte y me he dirigido con el dinero
a buen recaudo en los bolsillos al exterior, una vez en el exterior, he
escuchado a Don Zacarías que le decía a Lázaro que el haberlo despertado
en la siesta, no iba a quedar impune, iba a castigar a todo el personal a
escuchar una lectura mientras las comadrejas eran desolladas y añadió que si
volvía a despertarlo otra vez cuando dormite la siesta, le diría a todo el mundo
por qué hoy les había obligado a
soportar una lectura.
A media tarde ya llegó el primer cazador, que
había cazado 27 comadrejas, antes de que hubiera pasado una hora ya estaban
todos de vuelta con los morrales casi al completo de comadrejas, una vez que se
hizo el recuento, Akila se alzó como vencedor en el número de comadrejas
cazadas en el campo, yo pienso que el cabreo que tenía por la expropiación de
las tierras lo habían pagado las comadrejas, pero aún así, no consiguió igualar
a las capturadas por Don Zacarías, el cual resulto vencedor absoluto.
Les pagó las comadrejas al precio pactado y
ordenó que empezaran a desollarlas inmediatamente en absoluto silencio pues
mientras las desollaban escucharían una pequeña lectura, de la cual me
entregó el folio que la contenía y acto seguido me dispuse a
leerla.
La lectura de hoy, según consta en este folio,
DICE:
En el momento en que iba a dar comienzo la
lectura, Don Zacarías me ordenó que la suspendiese, pues no quería que pagasen
justos por pecadores. Ordenó además que las pieles, una vez se terminaran de
desollar las comadrejas capturadas, fuesen saladas en abundancia y
embaladas adecuadamente para mandarlas a curtir, pues ya sabía el destino que
les iba a dar una vez curtidas.
Una vez que todo estuvo realizado, se asearon de
una forma exquisita, cenaron comadrejas acompañadas de leche proveniente
de las ovejas de Don Zacarías y como al día siguiente estaban libres de
trabajar unos se fueron a dormir y otros al mesón Taurino.
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