Capítulo.-39
La Gran Arpía.
La jornada laboral ha
sido intensiva, todo el personal del encinar ha cumplido su cometido a la
perfección, todos ponen el máximo empeño en ello y así da hasta placer
trabajar.
Lo porqueros
psicólogos han regresado de sus quehaceres a las doce horas y tras someterse a
una limpieza exquisita, se han trajeado y han comunicado a Don Zacarías que
el restaurante “el corral”, ha sido traspasado, el nuevo propietario
le ha cambiado el nombre y ahora se le conoce como: “Mesón Restaurante Taurino”
y que con el fin de saborear los buenos chuletones de toro bravo que en él
se sirven ahora, hoy no comen en el encinar, lo hacen en el restaurante
“Taurino”, comprometiéndose todos ellos que, una hora antes de que comience la
lectura en la ya denominada sala de video conferencias, estarían de
vuelta.
Yo he pasado toda la
contabilidad en un plis plas, pues ya Don Zacarías había dejado el inventario
realizado por el notario bien visible y una vez copiado al sistema de
contabilidad de última generación que en el ordenador se halla instalado, los
asientos correspondientes no he tardado en pasarlos ni dos horas y ya puesto en
faena he realizado un primer balance de situación. Cuando he visto los
resultados del Debe y los del Haber y he hallado el Capital de Patrocinio, he
quedado asombrado, goza de una fortuna que para mí quisiera yo.
La hora de la lectura
ha llegado y cada cual ocupa su sitio excepto los diez portugueses que han sido
contratados para la extracción del corcho y la poda del arbolado, pues estos
trabajan a “destajo” y cuanto antes terminen aquí, antes irán a cumplir otros
contratos que tienen firmados. Una vez que todos han ocupado su lugar, el
primero en tomar la palabra ha sido Patrocinio, quien ha ordenado que durante
todas las lecturas que se refieran a la "arpía" de su ex cuñada, se
coloque en lugar bien visible, a modo de símbolo y en representación de ésta,
lo más parecido que ha encontrado a una arpía en el reino animal y que Don
Zacarías ha fotografiado para su álbum de fotos, está realizado dicho símbolo
en hierro, pues no se puede tener uno de estos ejemplares vivo en la sala por
el peligro que tienen, así y con todo, aún siendo de hierro, Don Zacarías antes
de sacarle la foto le pegó un martillazo en la cabeza, pues dijo que no
se fiaba de una serpiente cobra ni aun siendo de hierro. Acto seguido
-Patrocinio- le ha preguntado a Don Zacarías si ya había comenzado el
estudio de La Constitución Española, respondiendo este que yo le había prestado
un ejemplar de las primeras ediciones que se imprimieron de ella y que
desde ahora en adelante, sustituiría su libro de cabecera, que según confesó,
no era otro que el de “Educación para la Ciudadanía” por el
ejemplar prestado de La Constitución Española, al mismo tiempo
que le mostraba el ejemplar que ya obraba en su poder.
Hoy, y con el fin de
no aburriros, solamente se leerá un mail que me envió cuando todo iba bien,
sobre ruedas, el que todo fuera sobre ruedas se debía al mero hecho de que en
un primer momento, Yo: Patrocinio Herrero Zapatero, tragaba no solamente carros
y carretas, alguna que otra muela de molino tuve que tragarme, tiempo tendremos
de comenzar a leer los mensajes que me mandó cuando me negué a seguir tragando
más carros, carretas y muelas de molino. El motivo de que me enviase este mail
fue que le regalé una planta a su madre.
Se retiró del atril y
me ordenó que procediera a leer el primer mensaje.
Me puse en el lugar
que él había ocupado hasta ese momento y leí el primer mail, que en la carpeta
de Don Zacarías se encuentra y que dice:
Subject: ERES UN SOLETE
Date: Thu, 23 Nov. 2006 11:02:03 +0100
Eres de los míos. Has
tenido un detalle que me ha encantado. Estas pequeñas cosas son las que en
realidad definen a las personas tal y como son. Lo que hace tu mano derecha que
no lo sepa la izquierda. Me contaste lo del beso y no me dijiste en ningún
momento que le habías llevado una planta. Diste en el clavo, porque son su
debilidad.
Repito eres un sol, a
veces tengo la sensación de conocerte de toda la vida. Me caes genial, quizás
estas cosas mejor se escriben porque somos tan estúpidos, al menos yo, que no
nos atrevemos a decirlas. Un beso fuerte.
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